* En su obra The Secular Meaning of the Gospel (El significado secular del Evangelio), lo que tiene Van Buren presente es la cuestión de cómo el cristiano, secularizado, puede comprender su fe en forma secularizada, o sea, cómo predicar a este hombre moderno el evangelio. Para este teólogo americano, profesor en Filadelfia, las afirmaciones de la tradición cristiana han pasado a ser, en realidad, afirmaciones sobre el hombre, el cristianismo se reduce a un conjunto de actitudes vitales del propio hombre y la teología lo que define es la posición ante la vida.
* El proyecto inicial era hablar del evangelio al hombre secularizado de nuestros días. Para ello se sirve el autor de los esquemas neopositivistas de Wittgenstein, del principio de verificación empírica modificada y de la teoría de los juegos del lenguaje. El hombre al que Van Buren se dirige es el ciudadano de este mundo de la industria y de la ciencia, caracterizado por una mentalidad pragmática de la vida, y no el hombre de la era Patrística de los primeros siglos del cristianismo. Por eso, el lenguaje en el que se presentó antiguamente el mensaje de Jesús, predominantemente de carácter griego, hoy ya no sirve -piensa él- si no se quiere dejar de lado la importante dimensión histórica de la teología y de la misma salvación. Aunque el lenguaje sobre Dios no sea nunca adecuado al misterio de Dios, puede en cambio que lo sea para el hombre, siempre y cuando se someta a un proceso de desmitologización.
* Para Van Buren la existencia histórica, empírica, de Jesús es un hecho innegable. La experiencia de la resurrección de Jesús significa la experiencia de una situación nueva que produce en los apóstoles un compromiso de su libertad. Es en el principio de verificación modificada donde se halla la verdad del anuncio evangélico acerca de Jesús. Dicho de otra manera, la verificación se produce más bien en el nivel del discernimiento de una situación experimentada por los apóstoles; o sea, en su propio compromiso existencial. Pero de esta manera (y esto es realmente peligroso) el autor vacía el misterio de su auténtico alcance sobrenatural, reduciendo el evangelio a un acontecimiento que entra en los recortados límites de nuestra experiencia.
* Eliminado todo significado sobrenatural nos queda un Jesús sin Dios; y un Cristo así no es, en realidad, más que un ídolo, una construcción profana o el resultado de haber secularizado la propia religión cristiana.