* El autor de The Gospel of Christian Atheism (El evangelio del ateísmo cristiano) ve en la muerte de Dios un acontecimiento digno de tener en cuenta, que sólo los cristianos saben valorar. Parte de la alienación progresiva del cristianismo en occidente. Si la teología ha estado siempre ligada a la Iglesia, ahora debe desvincularse de ella. La intuición de Bonhoeffer de un cristianismo sin religión reaparece aquí.
* Conocedor del pensamiento religioso de Mircea Eliade, analiza el fenómeno religioso, y descubre en la Encarnación la negación del Dios trascendente del Antiguo Testamento. El cristianismo obliga a mirar hacia el futuro, pero desde el presente de la historia. La palabra, en este sentido, es siempre presente, siempre actual. Si se niegan ciertos rasgos de lo sagrado es para dirigirse a una nueva fe encarnada en las entrañas de la cultura.
* La disolución de la cristiandad nos acerca a un Dios que no está presente sino en su ausencia. Las formas de aquella religiosidad ya no sirven, no dicen nada al hombre moderno. Se inspira en el pensamiento de autores como Hegel, Nietzsche, o incluso en el de algunos más antiguos como el Maestro Eckhart y Joaquín de Fiore. Con ellos prevé el advenimiento dialéctico de una nueva era, era del espíritu pero que nos hace redescubrir la teología de la humillación de Dios, comprometido con el hombre y su historia. Aunque sólo el espíritu es la última realidad, en realidad no llega a identificarse sino cuando existe como historia y como mundo. No estamos lejos de recuperar aquella coincidencia de los opuestos de Nicolás de Cusa.
* El movimiento de la historia, no obstante, no es para Altizer algo cíclico, sino una tensión abierta hacia el futuro, en la negación del pasado. Por eso la fe existe, necesariamente, en la historia, orientando el compromiso de la vida hacia ese eskhaton futuro de plenitud en el espíritu. La muerte de Dios significa la negación de todas aquellas formas religiosas anteriores –propias del régimen de cristiandad- en las que Él se hacía presente.
* Si Altizer rechaza lo sagrado y determinadas formas religiosas es para adherirse a la desacralización de una civilización profana como la nuestra: el cristianismo debe apostar por un nuevo contenido auténticamente escatológico. Pero no se trata de que se acomode, sin más, a la realidad del mundo presente, sino de sacar todo su significado a la encarnación de Jesús en una primacía de la inmanencia de Dios que no se puede asumir sin no poco riesgo.
* Es consciente, precisamente, del riesgo que se corre en su postura y de las dramáticas consecuencias que se podrían seguir de ella. Pero el cristiano no puede abandonar este camino a menos que se olvide de la experiencia humana contemporánea y pierda, con ello, la verdadera liberación del ser humano.
* Tal vez, piensan con él otros autores, la muerte de Dios en la cultura actual, y el inmanentismo que de ella se desprende, nos ayude a comprender mejor el sentido auténtico de la fe, en cuanto existencia escatológica. Pero tal vez, la confusión que de todo esto se sigue, podemos pensar nosotros, haga injustificado todo el desarrollo de su pensamiento. Dejo al lector la reflexión atenta y sincera de sus teorías.