*Como decíamos la vez anterior, la existencia de Dios no es de evidencia inmediata, es decir, no tenemos una intuición directa de la presencia de Dios: captar el hecho de que la existencia de Dios le corresponde de manera necesaria no está al alcance de nuestro modo humano de conocer. La existencia de Dios, dice santo Tomás, es evidente en sí misma, pero no para nosotros. Dicho de otro modo: si Dios es lo que algunos (los cristianos) entendemos por Dios, debe existir necesariamente, pues la existencia real es una perfección de la que él no puede carecer; pero la cuestión es si todos los hombres tienen un conocimiento natural y espontáneo, inmediato, de esa realidad que nosotros denominamos Dios. ¡Esto es lo que hay que probar!
*El mismo santo Tomás de Aquino afirma que, aunque en nuestra condición no tenemos ese conocimiento evidente de la existencia de Dios, eso no significa que su realidad no sea demostrable (es más, de hecho lo ha sido a lo largo de la historia del pensamiento).
*Diverso del camino de la fe, la demostración racional llega al conocimiento de una verdad por medio de otras que ya son conocidas. Así puede ser conocida también la existencia de Dios: a partir de la experiencia de las cosas, y usando el recto discurrir de nuestra mente, podemos alcanzar a afirmar la existencia de Dios como la causa suprema de todo cuanto nos rodea. En efecto, toda las cosas limitadas muestran una dependencia radical respecto a Otro mayor, en lo que afecta a su ser, a su movimiento, a su acción, etc. Santo Tomás afirma, como veremos, que no es posible una cadena interminable de criaturas subordinadas, o sea, una serie infinita de causas y efectos: es necesario un primer principio absoluto que sea el sentido último de todo lo que nos rodea y que dé razón de su existencia. El Doctor Angélico, cuando hace esta afirmación tiene, detrás de su pensamiento, la realidad de los grandes principios de su metafísica, sobre todo el principio de causalidad, en virtud del cual, puede afirmar que cualquier realidad que no tiene en sí misma la explicación de su ser (efecto), la debe encontrar en otra (causa); y como todas las causas de este mundo son, a su vez, efectos de otra anterior, es necesaria la afirmación de una Causa Primera Divina.
*Son conocidas las cinco vías o argumentaciones con las que santo Tomás nos presenta la demostración de la existencia de Dios. En el planteamiento de conjunto son parecidas, aunque cada una parte de un hecho diverso: el movimiento, la causalidad, la contingencia de las cosas, los diversos grados de las perfecciones y el orden del universo. Aunque comentaré algún detalle más, valga este ejemplo para entender lo que llevamos dicho: en el fondo, la posibilidad de conocer la existencia de Dios a partir de las cosas de la naturaleza es algo así como conocer la existencia y la personalidad de un artista a partir de la contemplación de sus obras de arte. Cuando miramos los cuadros de un pintor, sus colores, las composiciones elegidas, los materiales, los personajes, etc., podemos alcanzar no sólo la existencia del autor, sino incluso algunos rasgos de su carácter. Pues así sucede con Dios.
*La naturaleza y el comportamiento de las cosas, sobre todo de los hombres, lleva grabada, de alguna manera, la impronta de su creador. Gracias a la participación de lo creado en el ser de Dios («de tal palo tal astilla») podemos llegar a afirmar la existencia de un Ser Supremo, que sea la fuente de todos los cambios, la causa de todas las cosas finitas, el sentido absoluto, la perfección suprema y el fin último hacia el cual todo se dirige. La razón no podrá conocer con exactitud el rostro invisible de Dios, pero el que no sea perfecto no quiere decir que su conocimiento no sea válido; se trata de una aproximación, tal vez insuficiente, pero posible para el hombre que no ha recibido la noticia sobrenatural de la revelación divina.
PARA RECORDAR:
.La existencia de Dios no es evidente para nuestro conocimiento humano, pero podemos alcanzarla por medio de una demostración racional.
.Santo Tomás presenta cinco vías o caminos para la demostración de la existencia de Dios, a partir de diversos hechos de la experiencia, como el movimiento, los grados diversos de las perfecciones o el orden del universo.
.El conocimiento racional de la existencia de Dios puede que no sea perfecto o que resulte insuficiente, pero no es por ello inválido o imposible.
PARA LEER:
Aproximaciones a Dios, de J. Maritain, Madrid 1985 (Ed. Encuentro)
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