* Vivimos en un mundo absolutamente tecnificado. Basta visitar cualquiera de nuestras casas, incluso aquellas de familias más modestas, económicamente hablando, para descubrir la abultada presencia de artefactos técnicos, un amasijo de cables y toda una gama de cargadores y
* Con Bernard Sesboüe (en su libro Croire) también yo creo que el deseo de infinito, que atraviesa la vida del hombre, no puede brotar de un ingenuo sentimiento de ilusión pero sin fundamento, ni apoyarse caprichosamente en… nada. Nuestra
* Tolerancia, respeto, derechos… todo esto, tan mencionado en nuestros días no puede, no debe significar, de ninguna de las maneras, una concesión al relativismo epistemológico o moral, tan defendido y solicitado en nuestra sociedad, bajo pretexto de la necesaria
* El mundo moderno se parece cada vez más a una inmensa aldea global, en la que se exige la colaboración de todos para el bien común. La coexistencia tolerante entre las diversas razas, culturas y religiones se ha convertido
* ¿Tiene la religión alguna relación con la política? Dos posturas opuestas se excluyen entre sí: un clericalismo, propio de la “cristiandad”, que sostiene que sólo la fe es capaz de juzgar, inmediatamente, si las acciones humanas sociales son buenas
* Siguiendo con la presentación de estos pensadores (y no me detendré ya sino en un par más) nos acercamos hoy a un seglar inglés, profesor en Birmingham y autor del libro Culture and Theology (Cultura y teología) distingue tres
* Hemos afirmado, de una y otra forma, que el hombre conoce a Dios, que es propio de la condición humana la apertura radical y ontológica al misterio de la trascendencia: a ella se inclina por naturaleza, y en ella
*Aunque se podría decir mucho más acerca del ateísmo y las diversas posturas ateas, considero suficiente lo escrito hasta aquí. Ofrezco esta breve reflexión para terminar. Aunque la verdad de Dios incluye una certeza ineludible, no lo es del tipo
*Ciertamente hoy se nos hace más difícil a todos nombrar a Dios y hablar de Él. La cosmovisión antigua del hombre y del mundo estaba impregnada, toda ella, de sentido religioso, de un cierto sentido de la presencia de Dios.
*Aunque las tesis anteriores no hayan desaparecido del todo, en el siglo XX se impone más bien un ateísmo existencialista, más subjetivo y vital, que hace de la pretensión de una libertad absoluta el motivo necesario para negar a Dios.