* La expresión pertenece al Catecismo de la Iglesia Católica (otra vez recomiendo su lectura atenta y profunda). En efecto, afirma el texto en su número 94: “Gracias a la asistencia del Espíritu Santo, la inteligencia tanto de las realidades
* Como hemos visto, es la sabiduría, la santidad, la ciencia y la bondad de la Verdad primera, Dios, el definitivo argumento o motivo por el que un hombre puede, libre y confiadamente, dar su asentimiento creyente a Dios. En
* Visto cómo intervienen la autoridad y el testimonio en el asentimiento de la fe, ahora hemos de especificar algún detalle más sobre la fe en un Dios que ha entrado en la historia para establecer vínculos de comunión con
* Ya hemos visto que la fe divina reclama, de nuestra parte, una adhesión incondicional, plena y sin reserva. G. Bernanos decía que “creer no es otra cosa que veinticuatro horas de duda, menos un minuto de esperanza”. Si eso
* Ya hemos apuntado, de alguna manera, que la fe es un acto libre. La fe es un acto personal. El hombre responde voluntariamente a la manifestación de Dios: Él nos anuncia su palabra y nos ofrece la fuerza de
Hemos visto que el acto de fe, por encima de toda otra cosa, consiste en un asentimiento libre de nuestro espíritu a la revelación de la verdad divina, fundado en ciertos motivos (y por tanto, nada de irracional), que implica
* Mientras que el hombre sea hombre, y Dios sea Dios, al primero le será imposible del todo un conocimiento exacto del segundo, es decir, un análisis exhaustivo al modo como los que realiza con las cosas que le rodean.
* Con esta expresión, tomada esta vez del jesuita Rousselot, comenta Sesboué otro rasgo de la fe religiosa: en cuanto actitud interior, que pone en movimiento toda la realidad de la persona creyente, no basta con el compromiso de su
* Según leemos en el libro Croire, de B. Sesboué, la fe religiosa, es decir, la confianza total del hombre para con un Dios personalmente encontrado, ha nacido propiamente en el pueblo hebreo. El autor hace suya la idea de
* Tal vez no resulte una expresión muy académica o elegante, pero sí sumamente gráfica, si digo que “estoy hasta las narices” de tanta gente como me dice ser muy creyente pero… que no es religiosamente practicante (¡como si se