El cambio climático en un fenómeno global cada vez más grave porque afecta a los propios medios de subsistencia. Según datos de ONU, se estima que, dentro de apenas treinta años, las pérdidas en cosechas de cereal pueden llegar al 20 % y que la desnutrición puede aumentar otro 20 % en el África subsahariana. En 2050 podría haber cerca de mil millones de personas desplazadas por esta causa.
La población está huyendo ante esta realidad. Aunque la mayor parte de las personas emigra a causa de la pobreza, la violencia y los conflictos, a estas razones se suman los desastres naturales y otros efectos adversos del cambio climático. El Consejo Noruego para Refugiados señaló que ya en 2016 hubo 24 millones de refugiados climáticos.
Afortunadamente, también crece la conciencia de que aún es posible hacer algo si existe voluntad. El problema está cada vez más delimitado: el cambio climático es, principalmente, una consecuencia de las emisiones de carbono a la atmósfera provocadas por modelos de consumo y producción insostenibles y cuyas consecuencias sufren, sobre todo, las personas más pobres. Así, en países de alto riesgo, las poblaciones podrían sobrevivir mejor a este fenómeno si se aplicaran los convenientes mecanismos de mitigación. Del mismo modo, los gobiernos podrían apoyar más y mejor a las poblaciones tras los desastres naturales de forma que las personas pudieran reconstruir sus medios de vida sin necesidad de migrar. Sin embargo, esto no sucede en la mayoría de los casos. En muchos países africanos, la inestabilidad política, la mala gobernanza y la falta de recursos impiden que se pongan en funcionamiento los mecanismos de prevención y adaptación al cambio climático.
En este marco de lucha contra el cambio climático se celebró a finales de enero la jornada «Migraciones Climáticas» en el auditorio de CaixaForum en Madrid, organizada como parte de la campaña Si cuidas el planeta, combates la pobreza que desarrolla la alianza de instituciones católicas españolas Enlázate por la Justicia (Cáritas, CEDIS, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y REDES). En este encuentro dedicado al debate y la reflexión participaron, entre otros, Víctor Viñuales, presidente de la Fundación ECODES y el pescador senegalés emigrado Serigne Mbaye. Con las aportaciones de ambos y de los asistentes se trató de analizar y valorar con más intensidad las consecuencias que la falta de cuidado del medio ambiente está teniendo sobre las personas más desfavorecidas del planeta.
El éxito de asistencia y participación en la jornada supuso, sin duda, un emocionante impulso para continuar nuestro trabajo de sensibilización y apoyo a las comunidades más afectadas por el cambio climático.

Mirar hacia delante con esperanza
Serigne Mbaye es senegalés, del pueblo costero de Kayar. Ha vivido en su propia carne el deterioro medioambiental de su país. Tanto las tierras cultivables como la riqueza y biodiversidad del mar han sido afectadas por el cambio climático y los abusos del ser humano. Y esto tuvo mucho que ver con su decisión de embarcarse en un cayuco para llegar hasta España hace 12 años. Hoy es socio de un restaurante vegetariano en Madrid, una iniciativa que trata de integrarse en su entorno para transformarlo y fomentar un mundo rural vivo y respetuoso con el planeta.