Recogiendo la llamada del Evangelio de hoy a la perseverancia en la oración, el Papa Francisco ha dicho de los nuevos siete santos por el canonizados esta mañana, que todos ellos hicieron de la oración una lucha para vencer, no en la guerra, sino en la paz. Y con Cristo vencieron donando completamente su vida. Estos son algunos rasgos de los nuevos santos:
San José Sánchez del Río
Años 20 del siglo pasado. En Guadalajara, México, con catorce años murió apuñalado dando vivas a Cristo Rey y a Santa María de Guadalupe, durante la Guerra Cristera. Así lo contó uno de los testigos del martirio: “Fue capturado por las fuerzas del gobierno, que quisieron dar a la población civil que apoyaba a los cristeros un castigo ejemplar. Le pidieron que renegara de su fe en Cristo, so pena de muerte. José no aceptó la apostasía. Su madre estaba traspasada por la pena y la angustia, pero animaba a su hijo. Entonces le cortaron la piel de las plantas de los pies y le obligaron a caminar por el pueblo, rumbo al cementerio. Él lloraba y gemía de dolor, pero no cedía. Ya en el cementerio, antes de disparar sobre él, le pidieron por última vez si quería renegar de su fe. No lo hizo y lo mataron ahí mismo. Murió gritando como muchos otros mártires mexicanos ¡Viva Cristo Rey!».
San José Gabriel del Rosario Brochero
Finales del siglo XIX y principio del XX. Con 29 años este sacerdote argentino asume el Curato de San Alberto, siendo San Pedro la villa que hacía de cabecera en aquel departamento. Por aquel tiempo el extenso Curato de San Alberto (de 4.336 kilómetros cuadrados) contaba con poco más de 10.000 habitantes que vivían en lugares distantes sin caminos y sin escuelas, desperdigados por las Sierras Grandes de más de 2.000 metros de altura. Era triste el estado moral y la indigencia material de la gente. El corazón apostólico de Brochero no se desanima, sino que desde ese momento dedicará su vida toda no sólo a llevar el Evangelio sino a educar y promocionar a sus habitantes, construyendo templos, escuelas, caminos, y viviendas.
San Manuel González García
Su vida recorre la primera mitad del siglo XX. Siendo sacerdote con 33 años ante un grupo de fieles colaboradoras en su actividad apostólica en Huelva, derramó el gran anhelo de su corazón. Así nos lo narra: Permitidme que, yo que invoco muchas veces la solicitud de vuestra caridad en favor de los niños pobres y de todos los pobres abandonados, invoque hoy vuestra atención y vuestra cooperación en favor del más abandonado de todos los pobres: el Santísimo Sacramento. Os pido una limosna de cariño para Jesucristo Sacramentado. Luego fundo varias obras eucarísticas (para niños, jóvenes, sacerdotes) y la congregación de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret. Posteriormente, como obispo de Málaga y de Palencia desarrollo una ingente labor pastoral y social.
Santa Isabel de la Santísima Trinidad
Finales del siglo XIX y principio del XX. En Dijon, en Francia, Santa Isabel de la Santísima Trinidad, virgen, de la Orden de las Carmelitas Descalzas, que desde niña anheló buscar en lo profundo de su corazón el conocimiento y la contemplación de la Trinidad, y afligida por muchos sufrimientos, todavía joven continuó caminando, como siempre había soñado, hacia el amor, hacia la luz y hacia la vida. Ella descubrió su vocación en la Iglesia: ser para Dios una alabanza de gloria (Ef 1,6). Hasta tal punto que esta mística francesa lo toma como un nombre simbólico, laudem gloriae, alabanza de gloria.
San Alfonso María Fusco
Principios del siglo XX. En los últimos días de seminario, una noche había soñado que Jesús Nazareno le había pedido, apenas fuese ordenado sacerdote, fundar un Instituto de religiosas y un orfanato para niños y niñas. Las dos obras llegaron y estuvieron siempre acompañadas de grandes pruebas para su fundador. Tenía una ternura casi maternal para todos, especialmente para las huérfanas más necesitadas; para ellas había siempre un lugar en la Pequeña Casa de la Providencia, aún cuando el alimento era escaso o simplemente faltaba. Las decía: No se preocupen, hijas mías, ahora voy a ver a Jesús y Él proveerá. Y Jesús respondía con rapidez y gran generosidad. En el tiempo en que la instrucción era un privilegio de pocos, negada para los pobres y las mujeres, no ahorraba ningún sacrificio con tal de dar a los niños una vida tranquila, el estudio y la preparación necesarias para una ocupación digna, de manera que, una vez adultos, pudieran vivir como ciudadanos honrados y cristianos comprometidos. Quería también que sus religiosas empezaran pronto a estudiar, para estar preparadas para enseñar a los pobres y, a través de la instrucción y evangelización, preparar los caminos de Jesús, especialmente en los corazones de los niños y jóvenes.
San Ludovico Pavoni
Su vida trascurre en la primera mitad del siglo XIX. En Brescia, de Lombardía, en Italia, San Ludovico Pavoni, presbítero, que se entregó con ánimo decidido a la formación de los jóvenes pobres, interesándose sobre todo en su educación religiosa y artesana, fundando para ello la Congregación de los Hijos de María Inmaculada.
Notando que muchos de los chicos de su Oratorio, sobre todo los pobres, decaían en su empeño y se desviaban del buen camino, cuando tenían que insertarse en el mundo del trabajo, que por desgracia no garantizaba un sano ambiente moral y cristiano, Ludovico Pavoni decide fundar un Instituto o Escuela de Artes de carácter benéfico y privado, donde al menos los huérfanos, o abandonados por sus propios padres fuesen acogidos, mantenidos gratuitamente, educados cristianamente, y capacitados para desempeñar alguna arte, a fin de formarles queridos para la religión, y útiles para la sociedad. Nace el Instituto de S. Bernabé con el fin de que los muchachos pobres, abandonados por sus padres y sus parientes más cercanos, encontrasen todo lo que habían perdido: … no solamente… pan, vestido y educación en las letras y las artes, sino también el padre y la madre, la familia, de los cuales la mala suerte les ha privado, y con el padre, la madre, la familia todo lo que un pobre podía recibir y gozar. Pocos saben que, alargando hasta nuestros ideas su carisma ante las nuevas pobrezas de los jóvenes, son los pavonianos en España los fundadores y responsables del conocido Proyecto Hombre de terapia para jóvenes toxicómanos.
San Salomón Leclerc
Segunda mitad del siglo XVIII. Después del derrocamiento de la monarquía, al comienzo de la Revolución francesa, el blanco siguiente fue la Iglesia. En 1790, la Constitución civil del Clero dio al estado el control de la Iglesia en Francia. Los sacerdotes y religiosos debían prestar juramento de fidelidad a la Constitución bajo pena de exilio, de encarcelamiento y hasta de muerte. La mayor parte de los Hermanos se negaron y tuvieron que abandonar sus escuelas y comunidades, y esconderse, el Instituto ya no tenía estatuto legal.
El Hermano Salomón era en esa época secretario del Hermano Agathon, Superior General, después de haber sido maestro, director, ecónomo. Manifestó siempre gran amor por las almas y gran abnegación en sus tareas. Habiéndose negado a prestar juramento, vivía solo en París en la clandestinidad. Conservamos de él numerosas cartas que escribía a su familia. La última lleva la fecha del 15 de agosto de 1792. Ese mismo día fue arrestado y encerrado en el Convento de los Carmelitas transformado en prisión, junto a numerosos obispos, sacerdotes y religiosos. El 2 de septiembre casi la totalidad de los prisioneros fueron exterminados, pasados a cuchillo en los locales y el jardín del Convento.