El primer año del Plan Diocesano de Evangelización pide que la Iglesia que peregrina en Madrid sea “una Iglesia que ama, que cura, que perdona”.
Más de 120 miembros del Consejo de Gobierno del Arzobispado de Madrid, formado por la confluencia de los Consejos episcopal, presbiteral y pastoral de la Diócesis, mayoritariamente laicos, se reunieron el pasado sábado 25 de junio con el Arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, acompañado por su obispo auxiliar monseñor Juan Antonio Martínez Camino, el Vicario General, Avelino Revilla, y el Vicario de Evangelización, Carlos Aguilar.
Fue Carlos Aguilar quien, en la primera parte del encuentro, presentó pormenorizadamente los resultados de los cuestionarios del Plan Diocesano de Evangelización (PDE) en su primer año de desarrollo, que ha agrupado a más de diez mil fieles madrileños en más de un millar de grupos, que versaban sobre la necesidad de conversión personal y comunitaria para salir y proclamar la alegría del Evangelio en las periferias existenciales de nuestro mundo.
Entre las observaciones de uno de los quince grupos en que se dividieron los asistentes, tres de ellas resultaron ser bastante comunes a las de varios de los otros catorce grupos de la jornada. Se detecta, por ejemplo, el peligro de atomización de la pastoral. Poco se sabe desde una parroquia o desde un movimiento lo que hacen las demás parroquias o los demás movimientos. Esta falta de información y de comunicación frena la comunión. Por otra parte, es muy interesante ver como los grupos inciden en la necesidad de una mayor presencia de los laicos en el mundo, en su compromiso con la vida pública, en la necesidad de entrar en los grandes debates sociales, y en la necesidad de formarse en la Doctrina Social de la Iglesia. Muy interesante es también la importancia que los grupos del PDE dan a la necesidad de nuevos lenguajes para la evangelización, unida a la del uso de los nuevos medios y de las Redes Sociales.
“Se detecta una cierta contradicción entre la conciencia de la necesidad de una apuesta por la misión y por la Iglesia en salida, con las propuestas concretas, aún muy intra-eclesiales”. Fue una de las muchas impresiones compartidas por los asistentes para analizar los trabajos del PDE
Monseñor Carlos Osoro, en sus intervención al final del encuentro, se hizo eco de esta realidad: “Miramos mucho aún hacia dentro y no tanto hacía fuera. El ministerio de la Encarnación nos muestra que Dios es Dios, porque es amor, precisamente cuando sale de sí para hacerse hombre”.
Don Carlos dijo que no quedaría desatendida ni una sola de las propuestas de los grupos al término de este primer año del Plan Diocesano de Evangelización. Se trata de recogerlo todo y ordenarlo, armonizarlo, y ponerlo al servicio de una “Iglesia en salida”, de la Iglesia que el Papa quiere promover desde su exhortación apostólica Evangelii Gaudium, “una Iglesia que sale a los caminos de los hombres”, donde ellos están, no donde nosotros querríamos que estuviesen.
Es necesario “escuchar con pasión el clamor de la gente. Queremos una Iglesia que ame la cruz en la viven los hombres”. Y por tanto también “Una Iglesia que ame a los que no creen”. En un momento de “confesión” pública, como él mismo describía su intervención, dijo que “a muchos jóvenes les hemos dado la espalda con nuestras exigencias morales”.
Madrid necesita “una Iglesia que ama, que cura y que perdona”, que “no se acerque los hombres inquisitorialmente”. La mirada hay que ponerla siempre en el Maestro: “Jesús se acercaba a todos. No convocó unas oposiciones para seguirle”.
Madrid no necesita una Iglesia “estufa” donde mirarnos al ombligo los católicos bien formados y protegidos del mundo. Sólo Jesús da calor a su Iglesia. Necesitamos en cambio “una Iglesia así es una Iglesia en comunión, que es madre, porque quien une es Jesús, que hace el milagro de la comunión en la diversidad”.