«La crueldad, si no revela claros estados patológicos, nos muestra un alma muy primaria, muy fanatizada, aún muy animalizada (aunque los animales no son crueles por no ser fanáticos). Desde una pura postura, la crueldad del carácter que sea, debe ser puesta a raya por las fuerzas de la cultura, creadora de ciudadanos. En verdad, la civilización es sólo el triunfo de las cosas nobles, de las cosas que no son inmediatamente necesarias, sobre las cosas imprescindibles. Todo el progreso humano se basa en la creación de artificios que nos permitan, no vivir sin trabajar, pero sí trabajar para crear cosas que no sean estrictamente necesarias para vivir como meros animales. Hay que tener mucho cuidado con el terror fanático y sanguinario de»…
Poned vosotros el nombre y los apellidos.
El primer párrafo es de la correspondencia de san Isidoro de Sevilla (560 a 636 d.C.) con san Braulio.