De los siete a los diecisiete años en colegios de La Salle, entre Madrid (Nuestra Señora de las Maravillas) y Mahón. Desde los diecisiete a los veinte, un mes en verano de voluntario a L’Aubèpine, Botassart, con antiguos alumnos de La Salle de Lieja. Signum fidei. Volví a pasar por allí años después, de camino a casa desde sámiid aednam.
Estuve muchos años alejado de la familia lasaliana. A finales de los noventa del siglo pasado ─¡cómo suena eso!─, impartí algunos seminarios dentro del MPM en el Centro Universitario que tiene La Salle en Aravaca (Madrid). De nuevo, distancia. En el año 2015, en Kushpur, Pakistán, me volví a encontrar con la institución: el hermano Sajid, director del colegio local, era también el director de la escuela de formación de catequistas ─en la fotografía que acompaña este post, el autor con el Hno. Sajid. Al volver a Madrid, tímida aproximación por medio de buenos amigos, compañeros de colegio. Me entero hace poco del fallecimiento del Hno. Esteban; había preguntado por mí y se ha ido sin que le visitase ─mal por mí, no vale la excusa de que no sabía cómo localizarlo. Sé que nos quería mucho a los cuatro, mis hermanos, mi hermana y yo, que pasamos todos por Maravillas.
¿Por qué cuento todo esto? Estoy en París; he venido por asuntos profesionales… y me alojo en la Maison de La Salle, donde también tendrá lugar el encuentro profesional al que acudo. Todo son recuerdos. Bellos. He estado rezando un buen rato en la capilla. Y he hecho memoria de tantas cosas… los colegios, los maestros, los profesores, los Hermanos, la espiritualidad, la semilla que sembraron. Construir ─dice el ideario─ “personas íntegras, con una profunda formación cultural, humana y moral inspirada en los valores perennes del humanismo cristiano, por su genuina conciencia social y por su liderazgo de acción positiva, promoviendo el auténtico desarrollo del hombre y de la sociedad”.
Mientras escribo, canturreo el himno del colegio y el “a ti fundador de la escuela cristiana, Juan Bautista…”. ¡Hasta la médula! Y yo sin darme cuenta. Confío en no estar dejando demasiado mal a mis mayores. Gracias.