Muéstrame tu cara, Niño,
Hijo de Dios acunado
en los brazos de una Virgen
y junto a un padre entregado.
Regálame tu sonrisa
para que pueda aprenderla,
para después regalarla
y abrir el mundo con ella.
Enséñame a obedecer
a los ángeles que cantan
dando gloria sin descanso
al que regala la Gloria:
Compañía de Tu llanto
sean mi amor y mi canto.
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