El cariño te sale “porque sí”, es una forma de compromiso con la humanidad de los que te rodean. El cariño hace tangible lo intangible del afecto o del aprecio. El cariño hace que salgas a tomar un café con alguien que lo necesita, aunque te pille mal o te complique la agenda o creas que tienes cosas más importantes que hacer.
Si le falta el cariño, cualquier persona se vacía y ni compromiso ni confianza le llevan a trabajar o a pasear o a pedir limosna como es debido. Hay personas a las que les da vergüenza hablar de estas cosas, o sea, que les da vergüenza reconocer que tienen emociones y que sus emociones les impulsan y les proyectan, incluso cuando ellas no se dan cuenta. Por eso se cierran al cariño y cierran el cariño.
Hoy me he tomado un pincho de tortilla en una cafetería «buena» con un chico rumano que pide en la puerta de mi parroquia y a quien hace meses que le digo que no le voy a dar nada. “Pero me miras en la cara y me dises cosas y no te soy como las piedras del suelo, tío” (sic). Ha pagado él. Y ha dejado propina.
P.D. La conversación quedará para siempre entre nosotros dos. No hay fotos: ni él ni yo queríamos.