“Peace enforcers”: Eso es lo que pone en las camisetas que me regaló Mons. Joseph Coutts para mis hijas, cuando nos alojó (a, de izquierda a derecha, Reinhard Bakes, a John Pontifex, al P. Halemba y a mí, que tomé
Dicen algunos que, pasada cierta edad, que, transcurridos ciertos años de matrimonio, «ya no hay más enamoramiento». Mal está que lo diga un casado, porque proyecta sus propios dolores y, quizá, influya en otros. Pero que lo diga alguien que
La vida es algo concreto. La vida ocurre de forma absoluta. Nadie vive en el punto medio. ¿Por qué, entonces, tenemos que someternos a la tiranía de las generalizaciones? Las generalizaciones conducen al “a veces”. A responder siempre “a veces”.
Llega un momento, rasga el infinito y las insinuaciones de las cosas discurren paralelas al olvido. Breve como la muerte, que es solitaria como nada vivo y se conforta sola, el verbo amar ha abandonado el surco del beso de los
De los siete a los diecisiete años en colegios de La Salle, entre Madrid (Nuestra Señora de las Maravillas) y Mahón. Desde los diecisiete a los veinte, un mes en verano de voluntario a L’Aubèpine, Botassart, con antiguos alumnos de
Aunque el mundo, de espaldas, no quiera verte, con llanto de puchero sabes moverte; fuego escondes que imanta las almas verdes: treparán como hiedra cuando les cuentes que tu vida es la Vida, que nos devuelves la pureza y las
Las hojas tiesas y amarillas de los plátanos cubrían casi todo el camino hacia casa. Tarde llegó un otoño inusualmente seco. Frío. Un hombre, embozado en un pasamontañas, con gafas aparatosas y con un ventilador orientable, iba empujando las hojas
Está en Ed. El Acantilado. Es de Stefan Zweig. Se lee en un par de horas, como mucho. Ayuda a plantear la cosas con una referencia al orden, a la vida, a la pasión y a los afectos. Naderías de
«El más listo de la clase», el que piensa que todos los que no jugamos al límite somos unos pringaos y unos pardillos, está ahora haciéndose pasar por analfabeto (da igual con qué) para «trincar» una vez más y pasarnos
Me voy a saltar todas las “reglas” de los posts: este no va a ser ni corto ni “directo”. Lo siento. Resulta que he vuelto a afrontar (y van…) la pérdida de un proyecto profesional por abordar una realidad inmoral