Queridos Reyes Magos,
Acabamos de celebrar el Nacimiento del Niño Jesús la noche del 24 de diciembre, hemos pasado en familia el día de Navidad, nos lo hemos pasado en grande tomando las uvas el día de Nochevieja, hemos padecido la resaca en la comida familiar del día de Año Nuevo y ahora estamos esperando con mucha ilusión vuestra llegada de mañana por la noche.
Creo que todavía estoy a tiempo de escribiros una carta en la que pediros unos cuantos regalos para las empresas españolas y muy especialmente, para los directivos que tratamos de gobernarlas:
En primer lugar, traednos unas condiciones favorables para que nuestras empresas puedan desarrollarse, puedan crecer en ingresos y en beneficios, puedan crear ese empleo que tanto necesitamos. Me refiero a condiciones sociales y políticas estables, tanto a nivel nacional como internacional. A tener paz y sosiego. Sentido común y aspiraciones de alto espíritu. Que con ello, sepamos competir con imaginación, con esfuerzo, con sacrifico, con voluntad inquebrantable para que cuando finalice este año podamos decir con satisfacción que nuestros objetivos se han cumplido.
En segundo lugar, traednos regalos especiales para nuestros equipos: talento, actitud emprendedora, iniciativa, ambición, generosidad, velocidad, buen humor, compañerismo, espíritu de equipo, alegría, ganas de hacer las cosas cada vez mejor…Los profesionales de las empresas españolas son extraordinarios. Si encima nos traéis todo estos regalos, nos salimos del mapa. Y nuestra sociedad lo necesita!
En tercer lugar, os pido que nos traigáis a los Presidentes, Consejeros Delegados, Directores Generales, Consejeros y directivos en general otra ración más de sabiduría, de calma, de saber hacer, de madurez, de generosidad, de humildad, de comprensión, de visión, de desprendimiento, de capacidad de escucha….Os imagináis, queridos Melchor, Gaspar y Baltasar cómo serían los ejecutivos españoles si nos traéis todos estos regalos, aunque sea en frasco pequeño? Os imagináis cómo cambiaría nuestra querida España y el bien que podríamos hacer a todos?
Por último, y lo más importante, por favor, traednos al Niño Jesús a nuestras empresas. Que lo pongamos bien visible en el centro de nuestros despachos, o en las entradas de nuestras sedes sociales, o encima de nuestras mesas de trabajo. Que nos acompañe a lo largo de todo 2016 y nos ayude a crear un mundo mejor desde el lugar que ocupamos cada uno de nosotros.
Muchas gracias, queridos Reyes. Os dejaré agua para los camellos en la entrada y unos polvorones con un licorcillo por si queréis reponer fuerzas en vuestra ardua tarea. Ah! Y que tengáis un buen viaje de regreso a Oriente. Hasta el año que viene!!!