Encontrar una obra clásica adaptada que no destroce el libreto original puede ser una ardua tarea, pero cuando la genialidad de un buen director (Álvaro Lavín) y de un guionista (Julio Salvatierra), se juntan con el trabajo magistral de tres jóvenes actores (Álex Barahona, Bernabé Fernández y Javier Hernández), la obra clásica adaptada renace en toda su expresividad.
¿Se podría contar la historia de Romeo y Julieta sin Julieta? Es más, ¿con sólo tres personajes masculinos? ¿Y sin decorados? ¿Sin a penas efectos de sonido o luz? Romeo, versión montesca de la tragedia de Verona lleva esta archiconocida obra a su mínima expresión. Un escenario vacío, absolutamente negro, que se llena visualmente con el poder de la palabra y la potencialidad dramática de tres actores. Hora y media de pura interpretación que llegan a conmover al espectador tanto para arrancarte la sonrisa como para llorar con el desgraciado Romeo.
Sorprende que sin ser un personaje físico, Julieta esté presente durante la obra, así como la bella Verona o la tumba final de los dos amantes. Romeo, versión montesca de la tragedia de Verona, desnuda la puesta en escena de cualquier artificio y abre la imaginación del espectador para ver aquello que sin estar, está.
Sin embargo esta adaptación nos ofrece a un Romeo demasiado meloso, casi carente de virilidad, que choca con la brutalidad de Benvolio y la ingenuidad de Mercutio. Y si Shakespeare levantara la cabeza, quizá estaría disgustado por la chabacanería de algunos chistes y juegos de palabras que, desgraciadamente, no hacen de esta adaptación una obra apta para toda la familia.
Chema Alejos
★★★☆☆
Qué: Romeo, versión montesca de la tragedia de Verona
Dónde: Teatro Galileo
Calle Galileo, 39
Metro: Quevedo
Hasta el 3 de febrero
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