La mayor parte de los que han escuchado oír hablar de esta obra de Jardiel Poncela, lo han hecho de manos de un programa de teatro escolar o de aficionados. Es carne de centro cultural o colegio. Su lenguaje anticuado y su trama que en días pudo ser trepidante se transforma, hoy por hoy, en una obra llena de recuerdos de otra época.
Los efectos especiales de fantasmas y esqueletos flotantes están tan desfasados en estos momentos como el argumento. Rodrigo (Juan Carlos Talavera) , periodista de renombre, y su chófer, sufren una avería en medio del campo. Pronto les suceden una serie de peripecias que les llevan a descubrir los sucesos increíbles que ocurren en una casa solitaria, y parece ser que no tan abandonada.
Protagonizada de forma destacada por Pepe Viyuela en el papel del chófer y Paloma Paso Jardiel (nieta del autor) en el papel de cateta, la obra tiene momentos divertidos que arrancan la carcajada, como cuando vemos una película de Paco Martinez Soria o de Lina Morgan. La misma risa que nos sale cuando vemos esa España paleta pero llena de ingenio.
Claramente hay teatro que no pasa jamás de moda, mil veces representado, mil veces versionado. Los habitantes de la casa, sin embargo la dejaron deshabitada hace tiempo, y puede ser que tuvieran razón. Desde su estreno se ha representado muy pocas veces de forma profesional y la última hace más de 14 años. De todas formas eso no es excusa para no apoyar nuestras producciones teatrales. La obra, dirigida por Ignacio García, es una excelente muestra de un teatro muy español, como dice él mismo en el programa, es un juguete teatral apasionante.
Perfecta para que los abuelos pasen un buen rato escuchando esos diálogos jardelianos llenos de palabras redundantes y en desuso. Para que se lleven a los nietos y compartan con ellos lo que fue el teatro de mediados del siglo XX, y disfruten viendo una actuación que resulta cómica por lo sobreactuada y rebuscada, por supuesto a propósito (no podía ser de otra manera). Hay que ser muy valiente para sacar una producción como esta del cajón, quitarle el polvo y dársela a comer al público, acostumbrado ya a su siglo, el XXI… como si estuviéramos en 1942.
Maru García Ochoa
★★★☆☆
Qué: Los habitantes de la casa deshabitada
Dónde: Teatro Fernán Gómez
Plaza de Colón, 4
Metro: Colón
Hasta el 24 de febrero
Pues ojalá estuviésemos en 1942 si eso supusiese ver obras con el ingenio y la calidad de las comedias de Jardiel Poncela. Totalmente en desacuerdo con tu crítica. Y para polvo el polvo con el que ya nacen muchas obras actuales. Por cierto este comentario no lo firma ningún abuelo. Un saludo.
Querido Diego y querido lector. Por lo pronto vaya mi agradecimiento por la lectura de la crítica y por supuesto también por el comentario. Me alegro mucho de que no seas ningún abuelo. y siento mucho que te hayas sentido de alguna forma ofendido por nuestra opinión sobre la obra, que no sobre Jardiel Poncela. Como bien expongo en las primeras lineas del texto , yo me refiero constantemente a ESTA obra de Jardiel, no a ninguna otra. Todos los autores tiene más o menos lucidos momentos, o quizá más o menos resultados a gustos de unos o de otros.
Mi opinión sigue siendo que en ESTA obra concretamente, el ingenio y la calidad del autor lucieron en su día… y que sencillamente… los habitantes no ha aguantado bien el paso del tiempo. Nada más.
Un saludo afectuoso y de nuevo gracias por intervenir, que da vida a la página y por supuesto abre el abanico de opiniones a todos.
🙂