Vaya por delante que La bella durmiente, sueña de Carmen Roche, no es La bella durmiente de Perrault. Esto lo digo porque cuando uno va a ver un espectáculo esperando una historia concreta y se encuentra algo totalmente distinto, puede llevarse una decepción. Aunque no se la llevará sabiendo lo que va a ver…
La coreógrafa y también guionista del espectáculo es Martha García y plantea un espectáculo muy original. La maravillosa música de Tchaikovsky sirve de envoltorio para una historia que se inspira en el cuento clásico, aunque muy ligeramente. De hecho, lo más interesante de la propuesta de Martha García se aleja precisamente de la fuente original.
La protagonista, esta nueva Aurora, es una aspirante a bailarina que se presenta a las audiciones que el conservatorio de Carmen Roche ha convocado para su nueva producción de La bella durmiente. Acompañada por su «siempre presente y bienintencionada” madre (una especie de re-interpretación del hada de las lilas), acude al casting que dirige un joven coreógrafo exigente y trabajador. Éste será ayudado por una asistente quién, con un toque de Señorita Rotenmeyer, se encargará de ir eligiendo el cuerpo de baile con firmeza. La seleccionada será finalmente ella, pero la sorpresa, el cansancio y la emoción la sumen en un profundo desmayo. Al despertar se verá convertida en la primera bailarina de La bella durmiente de Carmen Roche… Será durante el desmayo cuando todo el grueso de la historia clásica se despliegue.
En un claro homenaje al creador de este ballet, Marius Petipa, se mantiene la coreografía del famoso Adaggio Rosa, la presentación de los cuatro príncipes y la aparición de la malvada bruja Carabosse, además de las diferentes variaciones y el grand paus de deux, de Aurora y el príncipe/coreógrafo.
Todo ello realizado con mucha pulcritud y buen hacer, aunque le falta la majestuosidad del ballet ruso. Intentar emular el ballet blanco es una hazaña nada desdeñable, y muy loable, pero este equipo de baile se crece cuando se aleja de ello y, sin complejos, “crea” su propio estilo. Por ejemplo, la aparición de la bruja Carabosse, los ensayos, las audiciones… son todos ellos momentos magníficos y de sobra valiosos por sí mismos. Los bailarines son todos ellos magníficos, sobre todo Ana Ponce, la asistente y bruja Carabosse, quién además de bailar maravillosamente, despliega una imponente expresión corporal. Además una puesta en escena muy original que mezcla momentos audiovisuales muy bien rodados, con un diseño de luces muy eficaz, hacen de este espectáculo un verdadero disfrute para toda la familia.
Eva Latonda
★★★★☆
Qué: La bella durmiente, sueña
Dónde: Teatro Fernán Gómez
Plaza de Colón, 4
Metro: Colón
REPRESENTACIÓN FINALIZADA
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