Llega el verano, para muchos la posibilidad de disfrutar de unas vacaciones. Y con el verano y las vacaciones llegan los artículos y estadísticas que recuerdan que septiembre es el mes en el que se producen más separaciones. Porque, al parecer, la convivencia durante las vacaciones pone de manifiesto el deterioro de las relaciones de pareja; el verano, entonces, ya no es el momento para disfrutar de estar juntos, en familia, sino un tiempo que nos pone ante la mediocridad de nuestras relaciones. Y, para vivir así, más vale separarse.
Este verano puedes optar por fijarte en los defectos de tu marido/tu mujer, en los fallos de tus hijos; buscar lo que te pone más nervioso, lo que se te hace difícil de soportar, lo que es motivo suficiente para plantarte y decir: ¡hasta aquí! Encontrar los defectos, los fallos, lo negativo es fácil; así que en septiembre puedes ser un número más en las estadísticas de separaciones y divorcios.
Pero este verano puedes hacer otra cosa: puedes elegir darte cuenta de que tu marido/tu mujer, tus hijos son personas, seres humanos; y, por tanto, limitados y frágiles. No se trata de idealizar a nadie, hay que ser realista, y están llenos de defectos. Pero el realismo “coloca esas debilidades y errores en su contexto. Recuerda que esos defectos son sólo una parte, no son la totalidad del ser del otro” (Amoris Laetitia 113). Y el otro, imperfecto, te quiere como puede dentro de su limitación: “que su amor sea imperfecto no significa que sea falso: es real, pero limitado” (AL 113).
Si eliges mirarlos así, acabarás dándote cuenta de cuántas cosas buenas hay en cada uno de ellos y descubrirás todo lo bueno que hay en medio de la imperfección. También puedes intentar caer en la cuenta de tus defectos, qué cosas te aguantan, te pasan por alto, te perdonan… porque te quieren así, como eres: imperfecto. Cuando te des cuenta, por favor, repite muchas veces las cosas buenas y diles que les quieres. Lleva la contraria a las estadísticas, disfruta de tu familia y redescubre a esas personas a las que un día elegiste y están a tu lado, sin contentarte con vivir una relación mediocre.
Si eliges vivir así el verano, estarás viviendo la esperanza y afirmando con tu vida que estás convencido de que tu mujer/tu marido, tus hijos, tú mismo, imperfectos, estáis llamados a la plenitud, en el Cielo.