La Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida rescata cada año a más de 500 mujeres y niñas víctimas de trata con fines de explotación sexual. Su presidenta, Rocío Nieto, ha recibido la Cruz de Oro de la Orden Civil de la Solidaridad Social, que otorga el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad
Es de madrugada. Una llamada de la policía dispara el Servicio de emergencias 24 horas de APRAMP. Han intervenido un club y han encontrado a varias mujeres obligadas a ejercer la prostitución, entre ellas Isabela, una menor dominicana de 16 años. Dos agentes sociales de APRAMP se desplazan a la comisaría. Ambas, supervivientes de la trata, son ahora expertas en mediación y forman parte de la unidad móvil de la organización. Su labor es tranquilizar a la víctima, hacerle ver que no está sola y que puede rehacer su vida. APRAMP protagoniza a diario rescates como este. La organización lleva trabajando más de 25 años para que estas mujeres recuperen su libertad, derechos y dignidad.

Equipo de la Unidad de rescate de APRAMP (Fuente: APRAMP)
«Me dijeron que en España había mucho trabajo y que se ganaba mucho dinero. Un amigo nos dijo que conocía a la agencia que organizaba todo el viaje. Vine con diez chicas. Cuando llegamos a Madrid nos metieron en un piso. Hasta el día siguiente no me di cuenta de donde estaba. Estuve en ese infierno ocho meses, obligada a acostarme con cientos de hombres, a realizar prácticas que nunca imaginé. Estaba todo el día controlada, cada vez que me negaba a algo, me pegaban palizas, me castigaban aislada y sin comer. Me obligaron a consumir alcohol y drogas con los clientes», explica Liz, paraguaya de 17 años y que ahora forma parte del equipo de trece mujeres de la Unidad de rescate de APRAMP.
Esta unidad informa de posibles casos, entran en pisos y clubs, recorren calles y polígonos industriales. «Forman un equipo estupendo. Han pasado por eso y vuelven a APRAMP para ayudar a otras víctimas. Además son de distintas nacionalidades, por lo que hablan su mismo idioma», declara Rocío Nieto. El 90% de las mujeres que ejercen la prostitución son víctimas de trata. España está entre los principales países de destino para ellas. Actualmente, el mayor número de casos que atiende la organización son niñas de 14 y 15 años, por eso «la coordinación con la policía y con Fiscalía de menores es fundamental, sin ellos no podríamos funcionar», explica su presidenta. Cada día informan entre 200 y 270 casos. Localizan a las víctimas fundamentalmente por los papeles de prostitución colocados en los limpiaparabrisas y por el boca a boca.

Rocío Nieto, presidenta de APRAMP (Fuente: mujeressegovia.wordpress.com)
«El primer paso es denunciar al proxeneta», explica Nieto. «La intervención con menores es más difícil, tienen más dificultad para confiar y mayor temor». En APRAMP encuentran protección, ayuda psicológica y jurídica y formación para empezar una nueva vida. «Lo más importante es que el proxeneta caiga, así ellas dejan de tenerle miedo y vamos viendo resultados», cuenta la presidenta, quien sostiene que deberían endurecerse las leyes tanto para proxenetas como para clientes: «es el cliente el que está pidiendo carne joven».
«Los medios de comunicación son una de las cuatro patas a eliminar de la prostitución. Deben contar la verdad, que son niñas que sonríen en la calle porque hay alguien que las controla, que están esclavizadas y que han venido vendidas por sus familiares, por sus novios o engañadas», declara Rocío Nieto, quien el pasado 4 de febrero, recibió la Cruz de Oro de la Orden Civil de la Solidaridad Social, que le otorgó el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, «como reconocimiento a una vida dedicada a la defensa de los derechos de las mujeres y niñas víctimas de explotación sexual y de la trata de seres humanos».
María Espinosa García-Valdecasas