La conciencia sobre las prácticas comerciales de la industria de la moda y la industria alimentaria ha ido aumentando estos últimos años. La lucha cada día por un comercio justo es posible gracias a organizaciones como SETEM. SETEM es una federación de diez ONG de solidaridad internacional que lleva más de veinte años haciendo que más personas sean conscientes de las desigualdades y promoviendo una transformación social que persiga un mundo mejor. Apuesta por el comercio justo, el consumo responsable y la concienciación de toda la sociedad. Ana Carrascón se encarga de difundir esta conciencia por redes sociales, ya que es la responsable de la sensibilización on-line de la organización
¿De qué se encarga SETEM?
Principalmente de sensibilizar y tratar que se conozcan las necesidades de transformación social para luchar contra las injusticias entre los países del norte y los países del sur empobrecidos.
¿Qué estrategias utilizáis para ello?
Trabajar mucho para difundir por todas las vías posibles el comercio justo; desarrollar campañas de denuncia, de sensibilización, y mostrar con nuestras acciones que existen alternativas que hacen posible un mundo más justo y que podemos apostar por ellas en nuestro día a día para conseguir un mundo mejor.
El comercio justo se basa en una serie de premisas como son salarios y condiciones de trabajo dignas, rechazo a la explotación infantil, respeto al medio ambiente… ¿Cuáles de estas premisas son las que crees que menos se cumplen hoy en día en el comercio internacional?
Hablar de comercio justo parece hablar de sentido común, todos damos por hecho que se deben respetar los derechos humanos de los trabajadores. Pero, lamentablemente, casi todas las premisas que defiende el comercio justo se vulneran en el comercio internacional. En el sector textil ocurre constantemente: salarios tan bajos que ni permiten a los productores salir de la pobreza, explotación infantil, tráfico de niños… Y prácticamente todos los sectores faltan el respeto al medio ambiente con tal de poder producir a su antojo.
¿Cuál es el motivo principal para que las empresas no apliquen este tipo de comercio?
Económico, sin duda. Vivimos en un mundo en el que la maximización de beneficios está a la orden del día, en un planeta en el que es facilísimo deslocalizar la producción e ir al mejor postor en el sentido negativo, elegir quien puede producir más rápido y muchísimo más barato sin tener en cuenta que quienes lo hacen son personas. Se nos olvida que detrás de lo que consumimos o cualquier objeto que compremos está la vida de familias o artesanos que están intentando ganarse la vida.
Afortunadamente cada vez hay más gente que consume estos productos de comercio justo gracias a organizaciones como SETEM. ¿Cómo ha funcionado este tipo de comercio, por ejemplo, en Navidad, que son fechas de mucho consumo?
Navidad es el momento del año en que más se despierta la conciencia solidaria o la idea de poder hacer un regalo diferente que tenga ciertos valores añadidos. Es una buena oportunidad para hacer estas cosas, pero no debe ser exclusivo de esas fechas.
Debemos mantener la conciencia día a día…
Cada vez hay más gente que lo cuestiona en su vida cotidiana y eso nos alegra mucho. El comercio justo no es solamente algo puntual como un collar o un objeto artesano diferente. Estamos ilusionados de ver cómo crece el consumo, por ejemplo, de alimentación. Hay gente que viene a nuestra tienda a hacer la compra cotidiana: se llevan el café, el té, el chocolate… Porque sabe que, aparte de estar buenísimos, tienen detrás unas condiciones dignas para quienes los hacen.
Vuestra tienda está en Moncloa, en la calle Gaztambide 50 y abierta todo el año. ¿Qué podemos encontrar ella?
Sorprendería un montón la variedad de productos. Y sorprende también que se rompe ese mito de que el comercio justo es más caro que el convencional. Animo a todos a echar un vistazo a tiendas de comercio justo, no solo la de SETEM, y veréis que si algún producto es más elevado es tan poquito que apenas supone gasto en la cesta de la compra. En concreto, en nuestra tienda se puede encontrar de todo: bisutería, bolsos, fulares, ropa, ropa de algodón ecológico, complementos para el hogar, alimentación, regalitos para niños, juegos infantiles…
¿Qué consejos nos darías a la hora de hacer una cesta de la compra?
Que intentemos pensar más allá de nuestro bolsillo. Es dinero limita mucho, somos conscientes de que todos intentamos en nuestra economía doméstica ajustarnos a lo que podemos consumir. Pero hay que reflexionar un poco sobre el excesivo consumismo, saber que muchas veces compramos cosas que no necesitamos y dejamos de comprar otras que ayudarían a un mundo mejor solo por ser un poquito más caras.
Es curioso que precisamente en el sector textil, uno de los más perjudicados, es donde más se dé este consumismo…
Estamos metidos en una vorágine que nos lleva a pensar que tenemos que cambiar de ropa cada muy poco tiempo, y que si no lo hacemos, no estamos a la moda. Preferimos utilizar camisetas baratas aunque sean malillas y nos duren poco para poder cambiarlas enseguida con otras y vestir algo nuevo. No nos paramos a pensar por quién se ha fabricado esa prensa y en qué condiciones.
¿Cómo lucháis en vuestra tienda on-line contra este modo de pensar?
Intentamos siempre vincular nuestros productos a personas, incluso ponemos algunas palabras directas de los productores. Para nosotros es muy importante acercarnos al consumidor. De esta manera es consciente de que con su compra se está vinculando a gente que cree muy lejana en cuanto a kilómetros pero que está más cerca de lo que piensa: dentro de su armario.
¿Qué le dirías a la gente que todavía no está concienciada en este tipo de comercio?
Que piensen que comprar es votar. Cuando compramos estamos apostando por un tipo de mundo u otro. Siempre debemos saber que detrás de lo que compramos hay personas y debemos respetarlas.
Carmen García Turégano