Visto lo visto y oído lo que se ha oído, después de la primera ronda de contactos postelectorales, la única conclusión coherente es que Mariano Rajoy es culpable de haber ganado las elecciones. Puede decirse de otra forma: es culpable de no haber conseguido mayoría absoluta, que era su obligación.
Ya pueden decir el PSOE y Ciudadanos lo que quieran sobre pactar o no pactar la investidura del presidente del PP: lo que quieren es desalojarlo de La Moncloa. Como hace seis meses. Todo lo demás son posturas y explicaciones para subnormales de cara ya a la tercera repetición de las elecciones.
¿Cómo pueden pretender Sánchez y Rivera, Rivera y Sánchez, que están abiertos al diálogo, que no puede haber otra cita electoral, que Rajoy se las arregle… si no la ofrecen su apoyo? En realidad, lo que quieren es mostrar al electorado que Rajoy no es capaz de buscar alianzas porque nadie lo quiere y exponerlo así al ridículo. Creen que en esa hipótesis del tercer intento, los votantes del PP se pasen en masa al PSOE y Ciudadanos, que son los únicos partidos capaces de pactar.
O estamos en un país de bobos o estos “nuevos” políticos se creen que han nacido para gobernar ellos y echar por el barranco a los viejos. Quieren implantar la eutanasia política, además de la que ya propugnan para acabar de una vez con el problema de las pensiones: los jubilados al paredón de los cuidados paliativos.
Claro que puede ocurrir lo contrario: que los votantes, hartos ya de tanto engaño y de tanta estupidez, devuelvan a Rajoy los 186 escaños de la anterior legislatura y esos chicos se vayan a ganarse la vida en algún trabajo temporal. Harían un excelente papel como camareros de verano en algún lugar turístico porque facha y labia no le faltan. Tendríamos así, de paso, a Pablo Iglesias como líder de una oposición clara y contunde que cumpliría se manera brillante su función de meter miedo en Bruselas.
Ya lo sabemos: Iglesias es el lobo, mucho peor que el brexit. Pero con él en la oposición Rajoy podría mantener firmes los burócratas europeos cuando le quieran imponer más recortes sociales como solución a los problemas económicos. Y si Rajoy no obtiene la mayoría absoluta necesaria para gobernar, porque los españoles se dejan llevar por la demagogia de los impotentes, podría ir a La Moncloa el lobo podemita y meter a España en cintura, como ha hecho Tsipras en Grecia o Maduro en Venezuela. De esta manera aprenderemos que con el pan de cada día no se puede jugar. ¿Hay que pasar por la experiencia? ¿Ponemos en marcha el retorno al futuro y nos vamos a los años 3? ¡Qué listos son los tíos estos!