– ¿Tiene algo que ver el encuentro en La Habana del Papa Francisco y el Patriarca Kiril de Rusia con la “Primavera Árabe”?
- Esa pegunta me parece un poco frívola, aunque puede haber alguna relación sin tenemos en cuenta la guerra civil de Siria, la persecución de los cristianos, la aparición del “califato” islámico, la guerra de Irak, la que hubo antes, durante ocho años, entre Irak e Irán, el sentimiento de frustración de los árabes hacia Occidente tras la colonización, la implantación del Estado de Israel en tierras palestinas, etc. etc. Si tiramos del hilo, llegamos hasta el enmarañado ovillo de la Historia. Todo tiene sus causas y sus efectos. Más bien me preguntaría cómo ha sido posible que un comunista y ateo, Raúl Rastro, haya sido el anfitrión de este encuentro.
- Llevas razón. En realidad, todo tiene que ver. A fin de cuentas, Dios escribe derecho con renglones torcidos, como nos recuerda el viejo refrán. Pero ¿no da mucho que reflexionar todo esto, todo lo que nos está pasando? Se nos acerca una nueva crisis financiera y una recesión mundial… porque ha bajado el precio del petróleo y porque la antaño poderosa economía china empieza a zozobrar.
- Vivimos en un mundo globalizado, bien es verdad. Pero no llegamos a entenderlo…
- Yo diría más bien que no llegamos a entendernos nosotros mismos. Cierto que la “Primavera árabe” ha desencadenado muchos fenómenos que se nos escapan de las manos y de la mente, entre ellos ese desafío que supone para Europa la crisis migratoria que no sabe cómo afrontar. En Siria han quedado ya sin hogar once millones de refugiados, acogidos en los países limítrofes que tienen muchas menos posibilidades económicas que nosotros los europeos. Pero aquí se desvencija el edificio de la Unión Europea ante el empuje de un millón de desesperados que buscan una vida mejor aunque muchos mueran en el intento.
- Eso es porque la Unión Europea se ha edificado sobre cimientos de arena. Acuérdate de la negativa de Giscard d’Estaing a recoger en la Constitución europea sus raíces cristianas. Nos preocupaos mucho del euro, de la prima de riesgo, de la estabilidad bancaria, del déficit, de la austeridad, pero parece que se nos ha olvidado que somos personas humanas, con derecho a vivir con dignidad, a comer, a tener vivienda. Hemos caído en la idolatría del dinero, como bien dice el Papa Francisco, en nuestra afán de vivir mejor, de tener cada vez más cosas, de hacer crecer artificialmente la economía…
- Ahí sí que podríamos encontrar una respuesta al porqué del encuentro de Francisco y Kiril.
- Eso hay que explicarlo.
- La explicación es sencilla aunque va contra el “pensamiento único que nos quieren imponer los poderosos. Tendríamos que ir a la raíz de las crisis que estamos padeciendo, mucho más allá de la guerra de Siria, de la falta de entendimiento entre las grandes potencias para atajarla y de las revoluciones árabes que todavía no han dicho su última palabra. Esa raíz, creo yo, está en nuestro olvido de Dios. El relativismo propagado por las izquierdas agnósticas y las derechas liberales que solo buscan el beneficio, nos está conduciendo de manera cada vez más sensible, a la busca del hedonismo por encima de todo. Y eso nos abre un gran espacio para pensar en lo que sucede en España, con la aparición de radicalismos que parecían extinguidos por el progreso de las clases medias.
- ¿Me quieres decir que podríamos estar en las puertas de una nuevos revolución social?
- Lo que quiero decir es que nuestro alejamiento de Dios como Padre de todos, nos está convirtiendo en títeres de nosotros mismos. En cierto modo, somos unos “titiriteros” más. No escribimos manuales para acabar con la democracia, pero si estamos edificando con nuestras vidas un castillo de naipes, vacío por dentro, en nuestra busca desaforada de placer, de poder, de bienestar. Nos trae incluso sin cuidado que esas fuerzas políticas emergentes, tengan como meta la supresión de la asignatura de religión en la enseñanza pública, de reivindicar la eutanasia y el aborto como signos de progreso humano, de acabar con la libertad de enseñanza… Se quiere construir una nueva sociedad alienada o, mejor dicho, alineada con los dogmas de la ideología de género. Ya no hay hombres y mujeres, niños y niñas, padres y madres… Parece como si quisiéramos convertir el mundo en un gran prostíbulo, en una macro Sodoma… Si a eso añadimos la división de los cristianos…
- Yo hablaría más bien de la deserción de los cristianos, de su deslealtad, de su abandono de la fe aunque eso no signifique que no exista hambre de Dios en el mundo. La hay y por eso crecen las sectas. Pero tenemos que preguntarnos por nuestra responsabilidad, la de cada uno, la de la propia Iglesia. Por eso hay que saludar con gozo el encuentro de Francisco y Kiril en La Habana. No puede seguir el escándalo de la división y los dos lo saben perfectamente. El papel que hayan jugado Raúl Castro y su amigo Vladimir Putin en este abrazo del Oriente y Occidente cristianos, es muy de agradecer. Y si, estoy de acuerdo: Dios escribe derecho con los renglones torcidos por la miseria de los hombres.