Todo tiene sus comienzos. Del hilo se va al ovillo, pero el ovillo de la historia se ha enredado demasiado para saber por donde empieza a enrollarse, a menos que seamos capaces de salir de nuestro embrollo mental y vayamos a las fuentes más auténticas, es decir, a la Biblia, al origen del hombre, al pecado original, a la desconfianza, al cainismo.
Ahí están las claves olvidadas de las guerras, de la ambición, de la corrupción, de los crímenes, de los engaños, de la codicia, de las crisis… Pero como somos cortos de vista, tenemos que contentarnos al mirar atrás con lo más cercano que nos permite la memoria visual. Ahí tenemos a Tony Blair reconociendo que la estúpida guerra de Irak está en el origen del Estado Islámico.
Es una verdad a medias, claro. Antes de aquélla guerra –volvamos a insistir: estúpida- hubo otra, la primera del Golfo, para echar a Saddam Husein de Kuwait. Y antes, otra que enfrentó a Irak e Irán durante ocho años con el apoyo que Estados Unidos prestó al entonces «aliado» iraquí. Y, entre medias, los ataques terroristas del 11-S y, después, la guerra contra los «talibán» en Afganistán, después de que Ben Laden se apuntase la primera victoria de la «yihad» moderna, nada menos que contra la Unión Soviética.
Y claro, siguiendo el hilo, hay que recordar la «guerra fría», la II Guerra Mundial, el desmantelamiento del Califato turco y de sus posesiones en tierras árabes, el reparto que se plasmó en los acuerdos de Sykes-Picot, el colonialismo, la creación del Estado de Israel y la expulsión de millones de palestinos, etc. etc.
Como decía, todo tiene su comienzo y si vanos a hablar del Estado Islámico también hay que introducir otro capítulo de la historia del siglo VII, que todavía hoy nos anega de sangre: la escisión islámica entre sunníes y chiítas al morir Mahoma sin un sucesor claro.
En fin, lo que acaso importe más es conocer las causas de los comportamientos humanos –¡la política, ay!– para encontrar los cabos sueltos del ovillo, de la maraña en que nos encontramos. Y cabría aquí preguntarse por el motivo del 11-S, de la estrategia de venganza contra el «eje del mal», planeada por una Casa Blanca emborrachada por la Ley del Talión que tanta “originalidad” dio a la conquista del Oeste con la «ley de Lynch», el extermino de los indios y el “Ku-klux-Klan” como instrumentos de dominio del más fuerte. ¡Ah, la historia, cuantos “secretos” olvidados podrían explicar tantas cosas, entre ellas las emergencias de la revoluciones, la francesa, la soviética, la nazi…
En fin, ahora llega la confesión de Blair, temeroso del contenido de un informe demoledor que descubre todas las mentiras de la invasión de Irak y que no ha sido acompañada por los demás protagonistas de la estúpida –hay que insistir en ello- foto de las Azores.
Lo que no ha dicho el ex premier británico es que aquélla guerra también nos trajo a España un cambio radical de Gobierno y, con él, la ley del aborto libre, el “matrimonio” gay… Las feministas y los homosexuales deben de estar muy agradecidos a la llegada de Zapatero a La Moncloa y, en definitiva, a la estúpida guerra de Irak… ¡No hay mal que por bien no venga!, dirán algunos, lo cual no deja de ser cierto.
Tampoco pueden olvidarse otras secuelas como la aparición -¿espontánea?- de las “primaveras árabes” y, sobre todo, la guerra civil de Siria que puede acabar con la estabilidad de Europa como consecuencia de la oleada migratoria. ¿Podría concluirse que la estúpìda guerra de Irak puede provocar a corto o medio plazo la caída de Angela Merkel en Alemania, al tiempo que se fortalecen los movimientos racistas y xenófobos, en Hungría, en Polonia, en Francia?
Ya se ve como del hilo se puede llegar al ovillo o cómo los hilos de la Historia nos están tejiendo el sudario que a todos nos espera… Seguiremos informando…