Carta a América
Querida América: Dicen que hay pocas cosas tan fuertes como la sangre. Y tan dulces. Y tan amargas. Y tan plenas. Será verdad, si lo dicen. Yo no sé entonces de qué tenemos llenas las venas. No lo sé, porque me puede el dolor del alma cuando veo lo abandonados que tenemos a los amigos y a los hermanos. Dulcificas el mundo con tu sola presencia. La cara amable, la caricia de tu estilo al hablar, qu...
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